De la vida, tomaré los ratos mejores
y caminaré despacio para olerlos y saborearlos.
De mis días, contaré las horas buenas
y olvidaré las otras para sentirme entera.
Las noches, las viviré soñando, esperando
el regalo del día que vendrá y siempre
esperaré a la luz que apague las sombras.
De mis hijos, tomaré el ejemplo de vivir
intensamente el momento, y si llegan malas horas
lloraré con fuerza para asustarlas pronto
y reiré más fuerte para renovar mi alma.