Una botella en el mar de Gaza
Tal es una joven francesa que vive en Tel Aviv junto a su familia. Una mañana, después de un atentado en un bar al lado de su casa, Tal le pide a su hermano que lance al mar una botella con una carta. En esa carta, Tal se dirige a un palestino imaginario, preguntándole porqué un hombre decide matarse en medio de un bar lleno de gente. Esa botella llega a la playa de Gaza en donde un grupo de chavales la encuentra.
Una semana más tarde del lanzamiento de la botella, Tal recibe un mail del misterioso Gazaman. Poco a poco irán conociéndose por mail y ambos construirán una amistad a pesar de todo lo que les separa. Intentando entenderse el uno al otro, aprendiendo cosas del otro, pero sobre todo, para Naím, el joven palestino que contesta su mensaje, el mundo va a cambiar, y gracias a Tal, descubrirá cosas nuevas, aprenderá a hablar francés y conseguirá una beca para poder salir de Gaza y viajar a Paris.
La película es preciosa, tierna, emotiva y a la vez realista. Dirigida por Thierry Binistie, enseña claramente lo distinta que es la situación en los dos países, y a la vez, lo parecida que es. Todos viviendo con miedo, los unos de los otros. En Tel Aviv parece que la vida siga normal, pero la gente vive asustada y siempre con el miedo a un atentado. En Gaza, la gente vive hacinada, sin futuro ni presente y siempre con el miedo de ser bombardeados, detenidos o asesinados.
Triste realidad que parece que no exista para nosotros.