¡Va por ustedes!
Esta vez escribo mi artículo en castellano porque va dedicado a gente que no habla el catalán pero que tiene corazón para entender cualquier idioma.
Me acabo de regalar una semana de libertad, me he ido a Sevilla a vivir el sur con toda su energía, sin conocer a nadie pero con ganas de disfrutar la tierra andaluza en todo su esplendor y no se puede negar que lo he conseguido!
La lección que saco de este viaje es que la vida es siempre del color que tu le quieras poner. Ser feliz es una decisión de vida, un vivir el momento, un estar presente i vivir plenamente.
Sevilla es un lugar especial, eso nadie lo puede dudar. Su color, sus olores, sus calles, sus gentes… todo son regalos en cada esquina en cada momento, pero hay que tener los ojos y el corazón abierto para poderlo disfrutar… Ojalá tenga el coraje de seguir poniéndole a la vida el color que he vestido estos días.
He tenido la suerte de encontrar gente especial, gente que me ha abierto las puertas de su mundo y que me ha hecho disfrutar de esta tierra como jamás pensé que lo haría. He compartido momentos mágicos, en soledad y con ellos y, aunque tal vez para ellos es algo más rutinario, para mi ha sido especial, todos y cada uno de los momentos que hemos compartido.
Cuando estás ahí, cuando hablas con sus gentes, les oyes cantar, disfrutar, pasear por las calles alegres, te das cuenta de que el mundo es muy grande, y todo se relativiza… Yo, que me siento absolutamente catalana, y que creo en nuestro pequeño país como el lugar ideal para criar y ver crecer a mis hijos, me pregunto si realmente tiene sentido todo ese empeño que ponemos en ser diferentes los unos de los otros… y es que en realidad, es en nuestras diferencias en donde está el valor de la vida; conocernos unos a otros y descubrirnos iguales y tan diferentes a la vez. Ver que lo que en Sevilla es normal, en nuestra casa es inconcebible . Ver que lo que aquí funciona sin problemas, en el sur sería un caos total… y sin embargo, es tan bonito sentir los lazos que nos unen al mismo lugar…
¿Tendrá sentido pensar que el mundo no necesita etiquetas y que sólo con las emociones y la generosidad de cada uno todo sería mucho mejor?
Quiero desde aquí agradecer de todo corazón todos los momentos que he compartido y los que he disfrutado en soledad. Agradecer a Andrés su generosidad, por abrir la puerta a esta loca que apareció de la nada y que adoptó durante una semana, a Paqui, por su sonrisa franca y por las horas de compañía y complicidad, a Gracia por su energía y su baile, a Elías por esa guitarra que me regaló, a Bea porque como dicen por ahí, “a Bea hay que amarla pa’siempre”, a Adriano por compartir su casa, su vida y su esencia, a Juanma por sus conocimientos en nuestra profesión que fueron la excusa perfecta para vivir esta experiencia, a Marcela, a Juanfra, a Víctor, a …
Y por supuesto a Sevilla, que en cada rincón me ha regalado una emoción!
Y esta es mi reflexión… “Hem de viatjar… hem de veure món!!!” y si mis sevillanos no lo entienden, que vayan a san google y le den al traductor ;=)